Unko y Karina son dos galgos adoptados que nos dan su particular visión del mundo

viernes, 10 de junio de 2011

Solidaridad

Hoy escribo yo de un tema que verdaderamente me dá mucha pena: la solidaridad. Hablo de las protectoras y ONGs que dedican su esfuerzo a los galgos. A vuestra derecha podeis ver un listado de las que yo conozco que funcionan en nuestro país. Puede que haya alguna más, si es así, decídmelo y estaré encantada de incluirla.

Hay dos formas de adoptar un galgo: una es ir directamente a la perrera más próxima, visitarla y elegir el perrillo del que os enamoreis. Os lo llevais y os haceis cargo de todo: vacunas, chips, etc. Y si está enfermo, en malas condiciones o traumatizado, es vuestra única responsabilidad. Otra opción, quizá más cómoda y segura, es hacerlo a través de alguna ONG dedicada a ello. En estas asociaciones hay personas que se encargan de rescatar a los galgos, curarlos, encontrarlos una casa de acogida hasta que sean adoptados, de manera que se vayan haciendo a la vida en un hogar, ponerlos las primeras vacunas, el chip y entregarlos a la familia que consideren más adecuada teniendo en cuenta el conocimiento previo del animal. Es, por decirlo de alguna manera, un servicio más completo.

Suelen funcionar bien aunque su problema, como siempre, reside en que lo gestionan seres humanos. Voluntarios. No cobran por una labor a veces durísima y siempre muy sacrificada. Y cada ser humano con su propio ego. 

Son muchos los frentes abiertos en las asociaciones. El primero, la falta de recursos. Hay que buscar el dinero donde sea porque los perros comen, ocasionan gastos veterinarios a veces altísimos -ya que suelen llegar en condiciones penosas-, hay que transportarlos y un millón de cosas más. Todas necesitan dinero y los modos de conseguirlo son variopintos: desde una tienda propia hasta organización de eventos muy vistosos.

Mi experiencia es que hay demasiadas organizaciones dedicadas a lo mismo con un mismo fin, que es el de buscar a los galgos el mejor hogar posible. El problema es la falta de unión y coordinación. Se hace más fuerza siendo uno grande que mil pequeños. Y ahí estamos. Pero intentar cambiar esta situación me temo que es imposible. Las diferencias humanas acaban siendo más importantes que las necesidades de los galgos. Una pena.

Sin embargo, invito a todo el que me lea a colaborar, de la manera que mejor le venga, pero que ayude. El problema del maltrato a los galgos en este país es mucho más grande y peor de lo que a primera vista parece. Sin tener cifras concretas, -nadie las dá-, al año se abandonan de 30 a 100mil galgos. Otros muchos desaparecen de un perdigonazo, tirándolos a un pozo, colgándolos de un árbol o inyectándolos lejía. Cada forma de hacerlo es más cruel que la anterior.

Afortunadamente, la adopción de esta raza ha crecido mucho estos últimos años. Nosotros mismos lo hemos visto por la calle: paseando con Unko y Karina ha habido varias personas que nos han parado, se han interesado por ellos y han acabado adoptando. Ninguno se ha arrepentido y esa ha sido nuestra pequeña contribución a la causa. Bueno, ha habido más contribuciones, pero son privadas.

Si teneis oportunidad, adoptad un galgo. Dá igual dónde y cómo, pero es una de las mejores cosas que podeis hacer en vuestra vida. Nunca os van a fallar.