Unko y Karina son dos galgos adoptados que nos dan su particular visión del mundo

domingo, 29 de enero de 2012

CHARLI


Nunca os he contado nada de Charli, así que ahí va:

Charli es una parte importante de nuestra manada. El estaba en casa antes de que llegásemos nosotros, incluso antes de que llegara Xana, que ya se fué. Mamá me ha contado que Charli apareció en la calle, hace ya casi 9 años, sucio, hambriento y calvito. Sí, calvito, porque tenía una enfermedad que hacía que se le cayera el pelo de la cabeza. Se llama tiña, así que era un gato tiñoso. Pero también simpático, dulce y muy cariñoso, porque enseguida se pegó a Abu (la Mamá de Mamá) y a los tres días, ya vivía en su casa. Al principio estuvo aislado en la terraza, mientras Abu le daba unos medicamentos para curarle la tiña y que no contagiara a los otros gatos. En diez días estaba como nuevo y al poco tiempo, y por ser tan majete, Mamá se lo trajo a casa.

Así que yo le conocí el primer día que llegué aquí. Al principio me pareció un perro muy raro, pero es que yo era pequeñajo y aún no distinguía entre perros y otras especies. Le veía correr por la casa y corría detrás de él. Y entonces él me soplaba muy raro, creo que le llaman "bufar", pero nunca me arañó, ni me hizo daño alguno, porque sabía que yo sólo quería jugar con él.

Llevamos juntos ya 4 años y hemos pasado penas y alegrías: cuando Xana se fué, cuando vino Karina y mil cosas más. El siempre me ha tratado con respeto, así que yo a él también. Está muy apegado a Mamá y duerme con ella casi todos los días, el muy carota. Además se comunica con ella en un lenguaje que sólo entienden ellos dos, pero que casi siempre acaba con su plato lleno de bolitas.

Hace ya unos meses que está pachucho. Le duele mucho la boca y le cuesta comer, así que se queja a menudo. He oído por aquí que la única solución es sacarle todos los dientes, así que van a tener que llevarle al dentista para que así se ponga bueno. Mamá está muy preocupada y eso que yo intento decirle que a nosotros nos dá igual no tener dientes, o una pata, o estar ciego o sordo (mírame a mí!!!). Nosotros nos adaptamos bien a lo que haya. Y no tener dientes tampoco es tan grave, masticas con la mandíbula y ya está.

Charli es un buen tipo y espero que siga con nosotros mucho tiempo más. A mí me gusta verle pasear por casa, o jugar con pelotitas que se encuentra por ahí. Ya no corro detrás de él porque soy mayor, pero me he acostumbrado a su presencia y forma parte de nuestra manada. Es como un centinela silencioso, que vela por todos nosotros, elegante y majestuoso. Como todos los gatos.